19.1.07

había una vez: weezer.


Hace unos cuantos años, antes que la palabra emo se pusiese de moda y que todos los quinceañeros se maquillaran y sufrieran, hubo un grupo rock que cantaba sobre corazones rotos, despecho y distintas vulnerabilidades con una honestidad e ironía que ya se la quisiera cualquiera de estas nuevas bandas de jovenes de pelo alisado y jeans aflautados. A los que ya pasamos la adolescencia (o que creemos haberlo hecho) estas canciones nos dieron una visión de lo que era enamorarse, desenamorarse, obsesionarse y sufrir por cualquiera de las anteriores.
Weezer es una banda originaria de Los Angeles cuyo vocalista (y en verdad gran estrella) es Rivers Cuomo, quizás uno de los primeros nerds con anteojos grandes que tan de moda se han puesto. Lanzaron su primer disco en el 93 (Weezer, aka the Blue Album) y a éste le siguieron Pinkerton, Weezer (The Green Album), Maladroit y Make Believe. Ahora están en un break indefinido, lo que no es excusa para hacerles un pequeño homenaje.
De todos los discos que editaron, el que pasó más desapercibido fue Pinkerton, sin embargo logró transformarse en un disco de culto. Lanzado en 1996 fue elegido como uno de los peores discos del año en la Rolling Stone, sin embargo en el 2004 pasaron a tener 4 de 5 estrellas y pertenecer a uno de los 500 mejores discos de la historia. En este álbum, Cuomo se acompaña de los guitarreos más fuertes que la banda nunca tuvo para cantar desgarradamente sobre todas las cosas que lo atormetan (y como buen antepasado del emo, estas cosas eran muchísimas).

El primer track de Pinkerton es Tired of Sex. Con ese título, uno ya empieza a hacerse una idea de lo que viene. Cuomo, aburrido del sexo, sólo quiere poder hacer el amor. Ni los encuentros con Jen, ni Lynn, ni Katherine pueden suplantar el deseo de conocer el amor. Aunque las guitarras sean pesadas y Cuomo esté casi gritando, el sentimentalismo aflora (de manera bizarra, pero aflora igual).
Un par de pistas más adelante está No Other One, en la que el afligido vocalista prefiere estar con una chica mentirosa, descariñada, drogadicta e infiel, antes que estar solo, pues pese a todo no hay otra como ella. Toda una declaración de amor moderna.

En The Good Life, Cuomo tras darse cuenta que se ha puesto fome con los años, quiere volver a ser el alma de la fiesta y menear el trasero en la pista. Harto de ser el nerd y no tener lo que quiere, quiere volver a las andanzas juveniles tocando guitarra.
Pero, de todos los tracks, mi favorito es Across The Sea. Lo que podría sonar como una balada rock cualquiera, es en verdad Rivers Cuomo desnudando su fetiche máximo: las jovenes niponas. Una carta de una fan japonesa que sabe todo de él transforma al rockstar en un ser indefenso, que quiere su ayuda aunque esté al otro lado del oceano. Así, con una joya de canción (en la que fantasea hasta con el uniforme colegial y los placeres onanistas de la japonesa) le responde la carta: “I’ve got your letter, you’ve got my song”.

Personalmente, después de este gran disco (no voy a hablar de todos los tracks para no latearlos, pero tengan en mente Pink Triangle) creo que Weezer nunca más fue lo mismo. Años después, con un par de hits más masivos como Island In The Sun y Dope Nose ganaron fama pero no calidad. Quizás es que Pinkerton fue demasiado bueno, o que Weezer se puso malo. Vaya a saber uno, pero si en verdad quieren escuchar rock del bueno, sobre jovenes rezagados, atormentados y con deseos de ser parte de la manada, denle una chance y se darán cuenta que el maquillaje actual (literal y figuradamente) sobra.

2 comments:

Patricio De la Paz Acuña said...

Diego
Qué buena reseña!!!! Información de calidad y escritura más que fluida. Serías un lujo como comentarista musical en cualquier medio. Y lo digo con conocimiento de causa.
P.

Anonymous said...

weon... que palabras mas alentadoras las de tu hermano... me sentiria algado.

chau amigo... yo toy aca en Londres que es lo maaaaaas, un abrazo y nos vemos a la vuelta

P-keÑo